La Plaza Cívica no fue escenario de una protesta culminada en violencia. Las cabezas doradas de Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza amanecieron intactas: sin rasguños ni pintas de rabia e indignación que pudieran exhibir la descomposición de un país más allá de sus números rojos. Los letreros a las afueras de las instituciones de justicia y gobierno quedaron sin denuncias de tinta y fuego, tan “pulcros” como el sistema que los respalda. Nada en la ciudad sufrió estragos durante la marcha en conmemoración al Día Internacional de la Mujer. Tampoco sus puertas, letreros célebres, ni sus contados monumentos. Fue una ola calma de agua morada y espuma verde que empezó en el parque de la colonia Obrera, embraveció en la calle Primera y terminó frente a las tres cabezas, a las ocho y media de la noche. Fotografía de Yunuen Lizárraga. Ensenada, B. C., 8 de marzo de 2020. ...